El comienzo de la hegemonía de Antonio Guzmán Blanco puede situarse en 1870, cuando se convierte en jefe de la Revolución de Abril que habría de conducirlo al poder. Inauguró un lapso estable de administración que modifica los rasgos del proceso precedente, a través de una férrea orientación hacia el centralismo político y la modernización del país. El 7 de mayo dicta varios decretos importantes. En ellos se declaraba que el Estado asumía las deudas de los trabajadores que habían abrazado la causa de la revolución; se redimían los censos; se reorganizaba la Universidad Central de Venezuela; se creaba un Conservatorio de Bellas Artes y se procedía a reestructurar la Alta Corte Federal. El 27 de junio de 1870, Guzmán Blanco dicta el decreto de Instrucción Primaria Pública y Obligatoria; se estableció, para cumplir este cometido, la Dirección Nacional de Instrucción Primaria. Guzmán Blanco abolió los peajes, que constituían tradición secular, e inició los trabajos de las carreteras del este y del sur de Caracas. Simultáneamente, ordenaba el remozamiento de la plaza Bolívar de la capital. El 3 de noviembre de 1870, dicta un decreto de especial significación: el de la fundación de una Junta de Crédito Público, con el objeto de buscar fórmulas para la amortización de la deuda y la movilización de capitales. Gracias a los oficios de esta junta, logra el ministro de Hacienda, Jacinto Gutiérrez, crear una Compañía de Crédito destinada a proporcionar anticipos al Gobierno sobre las rentas públicas y ocupadas de hacer más expeditas las demás operaciones fiscales.
En febrero de 1877, asciende Francisco Linares Alcántara a la presidencia. En su primer manifiesto al país promete continuar la política del «Ilustre Americano», título que la adulación cortesana había conferido a Guzmán Blanco desde 1873. Sin embargo, el cambio de gobierno propició la reacción contra éste. En los periódicos El Comercio y El Venezolano, diversos escritores se pronunciaban por la inauguración de una era sin presiones ni confinamientos y con libertad de prensa. En Caracas, comenzó a atacarse a Guzmán Blanco a propósito del contrato del proyectado ferrocarril Caracas-La Guaira. En el Congreso, el líder del movimiento intelectual antiguzmancista va a ser el general Nicanor Bolet Peraza. Guzmán Blanco optó entonces por retirarse del país con el cargo de ministro plenipotenciario de Venezuela en Alemania, España, Francia, Italia y la Santa Sede, cargo que no desempeñó, ya que renunció a él poco después. La salida de Guzmán Blanco precipitó el movimiento reaccionario. La Asamblea ordenó demoler las estatuas de Guzmán Blanco y anuló los decretos de honores que se le habían conferido.La Asamblea nombró como primer designado al general José Gregorio Valera, medio hermano de Linares Alcántara, y segundo designado al general José Gregorio Cedeño. Este último no aceptó la designación, influido por el círculo guzmancista de Carabobo, del cual era alma Francisco González Guinán, y encabezó la Revolución Reivindicadora, reconociendo como jefe a Guzmán Blanco. El 21 de febrero de 1879 Guzmán Blanco, proclamado director supremo por los revolucionarios, llega a Puerto Cabello. El Congreso se reunió el 27 de abril y ante él, esbozó Guzmán Blanco los puntos más sobresalientes de la reforma. El Congreso, que no tenía el carácter de constituyente, se limitó a restaurar la vigencia de la Constitución de 1864, nombró a Guzmán Blanco presidente provisional, anuló los actos de Linares Alcántara y repuso en sus pedestales las estatuas demolidas. Confirmado por el Congreso, Guzmán Blanco pidió permiso para ausentarse a Europa y dejó encargado del poder al ministro del interior Diego Bautista Urbaneja. Para el 1 de diciembre de 1879, había regresado Guzmán Blanco y se había encargado del Gobierno. Los diputados de los 20 estados votaron por Guzmán Blanco, sin que hubiera oposición política alguna, para desempeñar la presidencia. El Congreso aprobó una nueva Constitución con las reformas propuestas por Guzmán Blanco. El presidente de la República duraría 2 años; los otros poderes 4. El Congreso, antes de disolverse, prorrogó a Guzmán Blanco las facultades extraordinarias que venía ejerciendo. Guzmán Blanco declara, esta vez seriamente, su intención de no mantenerce en el poder.Los miembros del Consejo Federal al cual correspondía la elección le pidieron a Guzmán Blanco «pistas» sobre quién debía ser el nuevo presidente.
3. El Bienio (1886-1887)
Hasta 1886 gobierna Crespo sin que se desarrolle una oposición frontal al guzmancismo. El nuevo presidente prefiere acomodar a su clientela política con el objeto de fabricar un parapeto de apoyo que le permita negociar con Guzmán Blanco sin desplazarlo. Surgen posturas intermitentes de rechazo a Guzmán Blanco y hasta un intento armado que fracasa, pero el presidente Crespo culmina su bienio proponiendo la candidatura de su compadre y mentor Antonio Guzmán Blanco. Los publicistas afectos al Gobierno hacen que Guzmán Blanco (ausente entonces en Europa) sea incluido en la nómina del Consejo Federal. Ahora modifica el estilo que lo había distinguido anteriormente, ya que en lugar de manipular el escenario para el ejercicio de un influjo directo e inmediato, mueve las piezas con el objeto de dirigir el gobierno por interpuesta persona, mientras permanece en el extranjero. Su regreso coincide con el mejoramiento de la actividad económica y con el aumento de valor de los títulos de la deuda pública, circunstancias que aprovecha para presentarse como superdotado en la solución de los problemas surgidos durante el mandato de Crespo. En principio, continuó los programas de obras públicas con el énfasis del Quinquenio. Así, por ejemplo, adelanta los trabajos del ferrocarril Caracas-Petare y la línea férrea de la capital hacia Antímano; hace construir en Caracas el puente del Guanábano y funda la Casa de la Moneda con equipos modernos de acuñación.A mediados de 1887, Guzmán Blanco no parece interesado en mantenerse mucho tiempo en el ejercicio directo del mando. Guzmán Blanco rechaza la proposición de una sociedad bicéfala y exclusiva.
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